Las familias tienen un papel clave en la salud y el bienestar de sus miembros, a través de una alimentación saludable, la práctica de actividad física, buenos hábitos de sueño, actividades de ocio, y el cuidado del bienestar físico y emocional. Por ello, las intervenciones dirigidas a mejorar las habilidades parentales pueden tener un impacto positivo tanto sobre las conductas de los niños como sobre el estrés asociado al rol de madre o de padre.